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Arica y Parinacota fue una de las  siete regiones que redujeron fuertemente la pobreza entre 2013 y 2015 según la última encuesta CASEN, cuyos resultados fueron entregados esta mañana por la intendenta Gladys Acuña y el seremi de Desarrollo Social Julio Verdejo, en el hall central del Hotel Savona.  

En 2013, la pobreza medida a través de la metodología por ingresos fue de un 14.6%, mientras que en 2015 esta bajó a un 9.7%. En tanto, la tasa de pobreza por ingresos a nivel nacional también se redujo de 14.4% en 2013 a 11.7% en 2015.

“Esta mejora en los indicadores de ingreso que muestra la CASEN 2015 tiene que ver con los buenos indicadores de crecimiento económico y la generación de empleo para la población más vulnerable. El gobierno de la Presidenta Bachelet, ha promovido en la región la inversión pública sectorial y, específicamente, una política de inversión regional como  el  Plan Especial de Zonas Extremas (PEDZE). Estas iniciativas han aportado significativamente  a la construcción de infraestructura y a la inversión social e incide de manera relevante en la apertura de actividades económicas, en el apoyo a la inversión privada y en la atención de las necesidades esenciales de la población. Además, los diferentes ministerios han cuidado la eficiencia con que ella se materializa”, explicó la intendenta Acuña.

Desde la perspectiva de la pobreza multidimensional también se produce una baja desde un 23.6 % en 2013 a un 21 % en 2105. “Aunque los resultados no son estadísticamente significativos, sí manifiestan una tendencia a la baja sostenida y  un correlato estadístico favorable con la metodología por ingresos.  Sin embargo, acá si es importante mencionar que, a excepción de la dimensión de educación que prácticamente se mantiene, las dimensiones de vivienda, trabajo y salud bajan hasta 3 puntos en esta última dimensión”, precisó el seremi de Desarrollo Social, Julio Verdejo.

Pobreza no extrema

Mirada la pobreza por ingresos en sus dimensiones “pobreza no extrema” y “pobreza extrema”, se registró una reducción regional desde un 9.9% en 2013 a 8.1% en 2015 en la primera categoría y desde un 4.5% a un 3.5% en la segunda  categoría, entre ambos años.

“Si bien, el crecimiento y sus efectos sobre el empleo y los ingresos laborales son importantes como factor estructural de mejora en los indicadores de pobreza, las formas más duras y la velocidad de salida de esta condición tienen que ver con políticas públicas que enfatizan el incremento de la cobertura y la calidad de las  viviendas que se están construyendo; la ampliación del acceso a la formación de capital humano a través de la educación pública de calidad y gratuita; la intervención explícita del sistema público de educación y salud en el ciclo de vida de los integrantes de las familias así como las transferencias monetarias necesarias para mantenerse alejados de la condición de vulnerabilidad extrema; la priorización de acciones afirmativas a las mujeres, especialmente jefas de hogar, y la intensificación de programas para pueblo indígenas”, agregó Verdejo.

Rango etario, género y población indígena

Al caracterizar la pobreza por grupo de edad, también es posible notar una persistente reducción desde 2006 a 2015, sin embargo, a pesar de los saltos de más 15 puntos a la baja en el rango etáreo de 0 a 3 años, todavía sigue siendo el más alto entre los tramos de edad, los que van disminuyendo hasta llegar al tramo más de 60 años, es decir, adultos mayores, con sólo un 6.6%.

El estudio general también consigna la desigualdad que existe entre “población indígena” y “no indígena”. La diferencia porcentual de personas en situación de pobreza es de 7.3%: 18.3% de indígenas versus un 11% no indígenas.

Desde el punto de vista de la estructura de los hogares, es visible un empequeñecimiento tanto de los hogares “pobres” como “no pobres”.  Mientras los primeros en 2006 tenían un tamaño de 4.1 integrantes, en 2015 se reducen a 3.6 integrantes. Los segundos evolucionan de un 3.6 a un 3.2. manteniendo la tendencia a la contracción de los hogares chilenos.

Otra tendencia que continúa observándose con notoriedad es la jefatura femenina de los hogares.  En los hogares “pobres”, en 2006, un 32.3% tenía a una mujer como jefa de familia. En 2015, el 49% de los hogares era liderado por una mujer.  En los hogares “no pobres” también se produce un incremento significativo entre 2006 y 2015 de 28.8% a 38.3%.

Los hogares con adultos mayores son más significativos en hogares “no pobres” donde en 2015 un 41.5% tenía a un integrante mayor de 60 años; en el grupo “pobre” sólo un 27.7% incluía a una persona mayor.

Al revisar la edad promedio de los jefes o jefas de hogar por grupos sociodemográficos, en el segmento “pobre” la edad promedio es de 48.1 años, mientras que el “no pobre” es de 53.4 años.  La escolaridad promedio es de 8.6 años para el jefe de hogar del grupo “pobre” y de 10.7 años para el “no pobre”.  La escolaridad promedio para las personas en condición de pobreza es de 9.3 años y para la categoría “no pobre”, 11.2 años. Las personas que no tienen 12 años de escolaridad en el grupo “pobre” llegan a los 57.3% y en el grupo “no pobre” a 36.7%.

Finalmente, las personas en pobreza multidimensional en 4 dimensiones a 2015 eran 33.998 ariqueños y parinacotenses, cifra que se incrementa a los 63.955 si se adiciona la nueva dimensión de “entorno y redes”.  La pobreza por ingresos en 2015 tenía a 16.304 ariqueños y parinacotenses en condición de vulnerabilidad.

 

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